lunes, 20 de septiembre de 2010

Experiencia Comunitaria, testimonio de Daniel La Torre

Me encontraba haciendo mi primer taller, en octubre 2009, cuando me mostraron el video de la cruzada que la Fundación Corriente Cálida Humanística había realizado en Salta. Alli me di cuenta que no podía seguir viviendo al margen de las penurias que soportaban esas personas dentro de mi país,que alguna vez había sido el granero del mundo…Cosas tan básicas como el agua para ellos era un lujo. Eso hizo que me decidiera a ponerme a disposición de la Fundación Corriente Cálida Humanística para hacer lo necesario para viajar, en alguna de las próximas cruzadas, conmovido además por la visión de vida que allí había conocido.

Luego de varias reuniones y luego de juntar toneladas de ropa, calzado, alimentos, medicamentos, etc, para empezar a cargar los camiones nos citan un domingo por la tarde. En pocas horas teníamos todo listo para salir en la caravana, y empezamos el viaje pasada la medianoche, Cristina Sanchez, María, Julietta, Inés, Juan Pablo, Agustín, Claudio, Leonardo, y yo.

Llegamos a Comandancia Frías después de 36 horas de viaje. Esperamos allí al resto de la comitiva, y la incorporación de colaboradores del Chaco, Hugo y Corina, para empezar nuestro trabajo. Al día siguiente por la mañana partimos a nuestra primera misión: entregar donaciones en Fortín Belgrano, a donde llegamos alrededor del mediodía. Cristina Sanchezse reunió con el cacique de la comunidad y nos indicó como comenzar a preparar las donaciones para poder entregarlas a cada familia.

Al dia siguiente, los voluntarios estábamos listos para iniciar, nuevamente padrón en mano, haciendo el análisis de lo que podíamos entregar en proporción con las familias del lugar. Cristina Sanchez, empezó a llamar a cada familia, recibiendo a los integrantes con un beso. Primero se entregaba la ropa a cada integrante familiar. Luego pasaban por la parte de alimentos. Al verlos esperar su turno, era imposible no ver la cara de cada poblador: el retrato vivo de aquel que no espera nada de su futuro, de aquel que ha sido derrotado.

A día siguiente a las 7hs, todos estábamos dispuestos a continuar con la entrega de alimentos. Después de armar el campamento a orillas del Río Teuco, trabajamos sin parar durante todo el día. Para divertir a los chicos, Leo y Claudio, armaron barriletes y los remontaban seguidos por todos, verlos reír nos provocó una alegría indescriptible. Cada tanto repartíamos, alfajores y galletitas en largas colas de niños que ordenadamente recibían esos regalitos. Cumplido el día, debíamos preparar un cargamento especial para llevar en camionetas, único medio de acceso, a los parajes, lugares donde viven 3 o 4 familias separados por kilómetros dentro del Chaco Impenetrable.

Por supuesto que nos dispondremos a ir por mas en la próxima cruzada que nos aguarde, a seguir entregando todo de nosotros para hacer la diferencia en aquellos que realmente nos necesitan, tal cual reza la visión de vida que con la Fundacion buscamos difundir, sin vacilación, con el corazón en la mano.