lunes, 31 de enero de 2011

Cristina Sanchez comparte el testimonio de un colaborador


Horacio Vilor pudo experimentar una vivencia única  gracias a  la fundación liderada por Cristina Sánchez, sus valores y los principios que difunden.
 El  Testimonio  de Horacio  es un ejemplo a seguir, este dejo marcas únicas en su vida, pero mejor dejemos que el nos cuente…
Horacio  :
                “Que  larga se hace la espera del miércoles, día de mi partida.- Debo dejar preparado todo en  mi trabajo para partir rumbo a Chaco.-   Esto pasaba por mi cabeza antes de comenzar el viaje al Impenetrable…-Mi decisión de joven de conocer toda la Argentina hizo que en mis viajes conociera palmo a palmo nuestro territorio salvo la zona del impenetrable.-
                ¿Qué paso? ¿El universo conspira para que en casi 50 años de recorridas conociera toda la geografía argentina menos la de esta zona? ¿Qué motivos habría para conocer este lugar en Julio del 2010?   Ahora lo sé, mi experiencia de vida más importante se viviría en esa tierra de monte cerrado, seco y salvaje.-
                Mi corazón se abrió como nunca cuando conocí sus pobladores, sus costumbres, su naturaleza, sus necesidades y sus esperanzas.-
                Entré a la zona por  el sudeste chaqueño y comencé a transpirar sus caminos de líneas rectas que hieren los montes milenarios de quebrachos, espinillos, palos borrachos y algarrobos. Cada tanto un puente sobre el lecho de un río seco, algún pueblo peleando el lugar al monte para no desaparecer. Mas  al noroeste, casi cayéndome al Bermejo un cartel me anuncia: “TRES POZOS”, recorrí sus calles y apenas encontré un niño para preguntar por el próximo pueblo: “derecho para aiá” me indicó  y me dirigí rumbo a “El Tartagal”.
                A poco de andar reconocí un camión que días atrás ayudé a cargar, Le hice señas, lo paré y se bajaron a abrazarme..-   Me indicaron donde quedaron los integrantes de la Fundación y apuré el paso. Llegué a ese pueblo y con sorpresa encontré mucha gente caminando por sus calles. ¿Qué pasó?   Hasta allí había llegado la Cruzada llevando toneladas de amor en sus camiones. Venían desde Fortín Belgrano librando la batalla. Los chicos jugando y eligiendo su calzado, la sala de primeros auxilios seguía vacía esperando su turno para que la llenen.- La gente con bolsones volviendo a sus ranchos y los voluntarios haciendo su tarea, trabajando sin parar casi no advirtieron mi llegada.- Los abracé, me recibieron con alegría y me sumé a la misión  con nuevas fuerzas para renovar las ganas de seguir pese al cansancio de todo el día sin parar.
                Hicieron una pausa, me sumaron, Cristina Sánchez  y los voluntarios me transmitieron la labor de varios días. Se los veía felices, estaban cansados y contentos. No entendía esa realidad, mas tarde la entendería-
                Ayudé a terminar antes que el sol se perdiera sobre el río y  rápido  partimos a Tres Pozos, ese  desolado paraje que horas antes había conocido de pasada.-
                Llegó la hora de cenar, de compartir y todos estaban felices, cansados y vitales, cargados de compromisos y listos para cumplirlos, Una rara sensación de placer y agotamiento los invadía a todos y yo seguía sin entender.-
                Al alba empezó mi posibilidad de entender, de esta manera se me consumió el día subiendo, bajando, trayendo, llevando, sumando diferencias una tras otra,  hasta sentir el corazón tan grande que parecía no caber en mi pecho. 
                ¿De dónde salía tanta gente si ayer mismo parecía un pueblo  desolado? ¿Qué habíamos logrado en ellos que nos hacían sentir  tanta felicidad? Ahora entendía a mis compañeros.
                ¡Qué conmovedor fue escuchar a Cristina Sánchez presentar a los Voluntarios de la Fundación Corriente Cálida Humanística, dar a conocer su Visión de Vida y describir  sus objetivos. Jamás olvidaré esta experiencia única, extraordinaria y maravillosa. Jamás olvidaré las miradas, las manos y  los rostros de esta hermosa gente que parece detenida en el tiempo y sin sueños que realizar.  Sólo aquellas vivencias que se sienten en el corazón perduran para siempre y nos acompañarán hasta el fin de nuestros tiempos.-  
                “Gracias a Cristina Sánchez de Fundación Corriente Cálida Humanística por darme la oportunidad.- Siempre recordaré esta experiencia de vida que solo se aprende con el corazón.”

miércoles, 19 de enero de 2011

JULIETA KAPUSTIANSKY comparte su testimonio comunitario


Compartiremos un relato especial, una experiencia comunitaria, una vivencia única. Se trata de una cruzada solidaria.
 “La experiencia comenzó un día como tantos otros….estaba en la Fundación con la cuál colaboro, la Fundación Corriente Cálida Humanística, su Fundadora, Cristina Sánchez, anunció que en julio 2010 se hacia la Cruzada Solidaria a Chaco y que necesitaban colaboración.  Me pregunté ¿Cómo puedo colaborar yo?”
Así comienza el relato que hoy vamos a compartir. JULIETA KAPUSTIANSKY nunca había hecho trabajo comunitario y a raíz de un taller de liderazgo que realizo comprendió el valor que tiene realmente.
Hoy, la visión de vida de Julieta ha cambiado totalmente.
Juli continúa:
“Pensé que se me haría difícil, no sabía por donde empezar, pero empecé, llame a mis conocidos, puse carteles y paso lo maravilloso! recibía respuestas, llamados, ayuda!!! dije si puedo!!y seguí para adelante juntando cosas, recibiendo donaciones que llevábamos todos los sábados a la casita donde se juntaban las donaciones. Allí entre mate y charla embalamos todo ¡Cuánto trabajo! pero que satisfacción!!!
Partimos de Buenos Aires el 26 de julio de madrugada, 2 camiones, 3 camionetas ,1 auto; cargados de mercadería y sobre todo amor, ganas de ayudar, de hacer diferencias.
Después de horas y horas de viaje, mate, risas, charlas, llegamos al impenetrable, allí estábamos! parecía increíble ver todo lo q habíamos logrado ¡!
No voy a detenerme en contar paso a paso lo q hicimos, sino lo que sentí.
El trabajo en equipo fue impecable, guiados por Cristina Sánchez.
Todo salió sobre rieles, cada uno cumplió su función sin quejas, sin no puedo, era maravilloso ver como cada uno sacaba lo mejor de si, sin importar el cansancio, el hambre o el calor, todos teníamos el mismo objetivo…que todo salga perfecto! y así ocurrió.
Repartimos comida, ropa, herramientas, semillas a los lugareños que nos miraban extrañados, no parábamos un minuto de trabajar, siempre cantando, haciendo chistes, para que las horas de espera fueran más amenas.
Después de una semana de arduo trabajo en este viaje, la misión estaba cumplida.
Cuando pude ir digiriendo todo lo que viví, lo que vi, me di cuenta que si, que habíamos ayudado, que hicimos la diferencia, porque demostramos que se puede, que hay gente que da, sin esperar a cambio, que no fuimos por un voto, por una propaganda, fuimos por el simple echo de dar, de ayudar y ellos lo vieron, lo sintieron, lo vivieron.  
Así que cuando se acaben las provisiones, ellos tendrán aun nuestro amor”